Por Ximena Díaz Alarcón
Cofundadora, partner y CEO de Youniversal

SXSW es, desde hace más de treinta años, uno de los grandes faros de la innovación global. No solamente porque en este evento anual realizado en Austin, Texas, convergen más de 3500 speakers y asisten más de 300.000 personas a sus tracks de Interactive, Music, Film y Trade Shows, sino porque siempre plantea nuevas preguntas y temáticas para invitar a reflexionar a la comunidad global de negocios, marketers, publicidad, marcas, tecnología y arte.

Asistir al evento es exponerse a un gran tsunami de ideas, estímulos, presentación de nuevas problemáticas y puntos de vista de todas partes del mundo y de distintas industrias. Tengo la suerte de poder ir desde hace varios años e incluso tuve el honor de ser speaker allí, pero nada se compara con simplemente dejarse llevar por el ritmo de las nuevas ideas.

En este 2023 asistí a conferencias sobre temas que iban desde cómo encaran la muerte y el duelo los Gen Z, computación cuántica y el futuro de los tratamientos con psicodélicos como nuevo abordaje de salud mental hasta la presentación de metahumanos para la atención de consumidores, exhibiciones phygital para activar marcas o el poder relajante de música hecha por plantas. Pero, más allá de cualquier contenido puntual, el tema con mayúsculas en esta edición del festival fue la inteligencia artificial. Greg Brockman, cofundador de OpenAI, la empresa que lanzó Dall-e y ChatGPT al mercado, estuvo en Austin dos días antes del lanzamiento de ChatGPT 4 y en su charla dejó claro que su producto de inteligencia artificial seguirá evolucionando para ser un aliado, un soporte y un asistente de los humanos en su vida cotidiana y en sus trabajos (tanto los creativos como los no creativos).

Otras charlas trataron sobre la necesidad de “conocer al enemigo”: sumergirse en estas nuevas tecnologías, aprender a usarlas, reflexionar sobre qué implican, qué sets de datos (y con qué bias o sesgos) se usan para programarlas (con todas las implicancias éticas del caso), y la gran pregunta: en qué podemos diferenciarnos de ellas como humanos.

También hubo presentaciones sobre las oportunidades exponenciales que tendrán los buenos prompters, una nueva profesión, las personas que sepan ser buenos “traductores” de lo que quieren crear y sepan cómo comunicarlo a la inteligencia artificial. El que no dibuja, no escribe o no hace música, podrá hacerlo gracias a la AI. Tal vez de modo mediocre al principio, tal vez destacándose a  medida que se convierta en un mejor “coequiper híbrido” de las máquinas.

En este tema sobrevuelan las promesas y los miedos, la utopía y la distopía. La promesa de IA de ser un “segundo cerebro” de los humanos, un asistente que permita dedicar el tiempo al ocio o a la creación, convive con el temor a que la tecnología les quite el trabajo a muchos rubros (desde camioneros a creativos publicitarios o músicos). Una IA que hará las cosas faster, cheaper, better.

Y también aparecen temores: al uso de nuestros datos; a la amplificación de nuestros sesgos a partir de los data sets que se usan para entrenar a la IA; a la potencial pérdida de control frente a algoritmos que, de tan sofisticados (y autocreados por las máquinas), los humanos podríamos no comprender; y, fundamentalmente, a la obsolescencia humana frente a todo el potencial de la tecnología.

En síntesis, una nueva edición de SXSW que nos deja inspirados, sin dudas, pero también reflexionando sobre el futuro y sobre el rol que los humanos vamos a querer seguir jugando en él. Me quedo con una frase que leí en uno de los muchos carteles pegados en las paredes del Austin Convention Center: “Crea el futuro en el que quieras vivir”.

SXSW 2023 | “CREA EL FUTURO EN EL QUE QUIERAS VIVIR”