Aproximadamente 55 millones de habitantes estadounidenses poseen origen hispano. Por eso, la cultura de estas personas en aquel país no pasa inadvertida.

Sin embargo, según el informe de la organización Talent Innovation, el 76% de los latinos reprime parte de su personalidad en el trabajo: modifica su aspecto, lenguaje corporal, estilo de comunicación y presencia.

Si bien esta comunidad representa el 80% del crecimiento de fuerza laboral en la nación norteamericana entre 2012 y 2022, aún queda mucho para lograr su adaptación definitiva en las empresas.

“Descubrimos que experimentan desaires y desprecios que hacen erosionar poco a poco su confianza y les impiden llevar a su ‘yo auténtico’ a sus empleos”, afirmó Noni Allwood, vicepresidenta y miembro senior de la entidad que realizó la investigación. El porcentaje de personas que confesaron esto es del 59%. De ese número, el 22% manifiesta que sus colegas se burlan de ciertos grupos étnicos o religiosos y el 18% expresa que es excluido de los eventos after office.

Además, el estudio revela que el 63% de los hispanos no se siente libre de compartir sus ideas y opiniones y no cree que las mismas sean escuchadas y valoradas.

Cabe destacar que esta represión termina siendo algo negativo para las empresas porque, según el informe de Talent Innovation, los equipos con uno o más miembros que representan la cultura del usuario final del producto son 158% más propensos a entender a este consumidor, lo que aumentaría la probabilidad de innovar con éxito para dicha audiencia.

“Es desalentador encontrar que son más los latinos que logran mayor consagración en su trayectoria laboral aparentando otra personalidad que los que afirman su herencia cultural”, indicó Allwood. Esto viene a colación con la idea que tiene el 53% de las mujeres y el 44% de los hombres consultados, quienes aseguran que la imagen del ejecutivo en su compañía está basada en los estándares conservadores del “profesional blanco”.