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PUBLICIDAD 28.06.2018 | GLOBAL | LA PRESENTACIÓN CON MÁS SUSTANCIA LLEGÓ EL DÍA DE CIERRE

Martin Sorrell en Cannes Lions: el que quiera entender, que entienda
Sorrell y Auletta en plena “entrevista invertida”, con una de las infaltables botellitas de agua mineral con la etiqueta “Perú hacking France” al alcance de la mano. (Foto: Marketers by Adlatina)

Martin Sorrell en Cannes Lions: el que quiera entender, que entienda

(Cannes - Por Pancho Dondo, enviado especial) - Muchos otros medios describieron y comentaron el diálogo del ex hombre fuerte de WPP con el periodista neoyorquino Ken Auletta en Cannes. En esta columna hay citas, dichos y hechos, pero sobre todo hay sensaciones.

Lo que el ex CEO del holding WPP Martin Sorrell y el periodista neoyorquino Ken Auletta dijeron sobre el escenario del Lumière Theatre, el último día del festival Cannes Lions, ya quedó consignado en el artículo que escribió Megan Graham, publicó AdAge y republicó, en su versión en español, Adlatina esta semana. Esta nota, por lo tanto, no pretenderá ceñirse a los dichos y los hechos, sino basarse más en las sensaciones: en lo que yo mismo, que sigo a Sorrell desde hace muchos años y probablemente lo haya visto hablar en varias de sus nueve asistencias al festival de Cannes —según él mismo declaró frente a Auletta—, y el público, que esperaba esta presentación casi como a ninguna otra de esta edición 2018, experimentamos frente a lo que se pareció más a una obra de teatro que a una conferencia.

Tanto en las conferencias como en las clases a las que asisto tomo apuntes que nunca se limitan a lo que dice o explica el disertante: me encanta incluir mis ideas, describir las intervenciones del público o los alumnos (según el caso), explicar lo que siento ante lo que estoy presenciando. Y siempre arranco dejando nota precisa de qué estoy por empezar a ver: en este caso, “Martin Sorrell entrevistado por Ken Auletta, periodista y escritor estadounidense que empezó su carrera en The New York Post en 1974, en política”, según leo en mis apuntes manuscritos.

Mi siguiente párrafo deja cuenta del inesperado detalle que casi todos los medios, desde AdAge hasta el mismo The New York Post, coincidieron en señalar: “Empezaron al revés, con Sorrell entrevistando a Auletta, diciendo que era su noveno Cannes Lions y el tercero de su compañero de escenario. Luego preguntó a la audiencia cuántos habían leído el último libro de Auletta, Frenemies: The epic disruption of the ad business (and everything else). Cuando comprobó que muy pocos levantaban la mano, Sorrell comentó ‘bueno, acá hay gente que necesita saber sobre vos’, y acto seguido comenzó una larga entrevista invertida, del entrevistado al entrevistador, en que le preguntó a Auletta por su madre judía de apellido Tenenbaum, por su padre italiano, por los comienzos de su carrera, por su breve período como asesor político, por su incursión en el periodismo, por su vínculo con Roy Cohn (el abogado de Joseph McCarthy, Rupert Murdoch y Donald Trump, entre muchos otros)... y hasta por su pasión por el softball, un deporte que Auletta sigue practicando todos los sábados”.

El público y yo no salíamos de nuestro asombro. Algo de esperanza surgió cuando, sin perder su rol de entrevistador, Sorell comenzó a deslizar comentarios sobre su “existencia previa en WPP”; a asegurar que si él hubiera sido tan enfermo del dinero como muchos aseguran hubiera logrado que su holding se asociara con Google o con Facebook; a comentarle a Auletta que a su juicio, más que frenemies, son sencillamente socios; a despreciar a Amazon como “apenas una tercera fuerza” cuando el propio Auletta se lo mencionó; a preguntarle al periodista si sabía por qué John Wren (el CEO y chairman de Omnicom) se había negado a responder para su libro (a lo que Auletta respondió que no tenía idea); a referirse con poca piedad a uno de los grandes protagonistas del libro de Auletta, el CEO de Medialink Michael Kassan...

Pero la situación invertida continuaba. Y allí aparece, en mis apuntes, mucho antes de que “finalmente Auletta pudiera preguntar acerca del reporte de The Wall Street Journal que informaba que el WPP investigó si Sorrell utilizó dinero de la compañía para una prostituta” (cito a Megan Graham en su nota para AdAge), la transcripción que motiva esta columna: “La sensación es que se trata de una operación de prensa perfectamente guionada, con el mismo espíritu con que Sorrell manejó su carrera desde el principio, hablando mal de cada personaje que se le pasó por la mente, y hasta metiendo al anunciante en la bolsa, como cuando le contó a Auletta que P&G anda queriendo ser atendido por un megaholding, con Publicis desde Nueva York y WPP desde Cincinnati. ‘¿Qué pensás de eso?’, le preguntó, y Auletta le respondió, entre vivas del auditorio: ‘Me parece que acá la gente quiere saber de tu historia en WPP, y qué pensás del futuro de los holdings, en particular de WPP’. ‘Sobrevivirán’, le respondió Sorrell, para volver a meterse en su rol de entrevistador, tratando a los anunciantes casi de histéricos (“quieren agencias afuera, agencias adentro, agencias más experimentadas, agencias más baratas, agencias globales, agencias locales”), comentando despectivamente la actuación de Mark Zuckerberg frente al Congreso de los Estados Unidos e interrumpiendo a Auletta cada vez que el periodista insinuaba querer tomar las riendas de la entrevista.

Vuelvo a mis apuntes: “El colmo fue cuando Auleta le dijo ‘vos sos el importante acá, dejame que te pregunte yo a vos’, y la gente lo aplaudió, a lo que Sorrell respondió ‘no, seguiré preguntando yo’, y la gente lo abucheó”.

Finalmente, a los 40 minutos exactos de presentación, Auletta profirió la frase que todos los medios especializados repitieron hasta el hartazgo esta semana: “Martin, quiero que hablemos del elefante en la habitación”. Sorrell puso cara de distraído y le preguntó de qué hablaba, y Auletta fue más claro: “Del modo en que te sacaron de WPP”. Y allí comenzó una nueva actuación de Sorrell, quien un momento antes se había referido a los argumentos legales que lo dejaron fuera del holding como “esos ridículos documentos de sesenta páginas que nadie lee”. Desde ese momento, y por un lapso relativamente corto, pareció aceptar las preguntas de Auletta, a las que fue respondiendo, invariablemente, con afirmaciones del tipo “eso es falso”, “eso está siendo investigado”, “eso no es así”, sin dar mucho más detalle, como si no importara demasiado de qué trataba cada pregunta: él simplemente negaba lo que fuera.

La pantomima terminó justo después de que Sorrell se defendiera, ante una nueva pregunta de Auletta, diciendo “yo no escribo libros, disculpame; no escribo libros... ¡todavía!”.

Vuelvo por última vez a mis apuntes: “La última pregunta, obviamente hecha de parte de Sorrell a Auletta, fue el cierre perfecto para esta escenificación guionada:
—Una pequeña crítica que puedo hacerle a tu libro es su mirada pesimista sobre nuestra industria. ¿No podías ser más optimista? ¿Sos realmente pesimista sobre el futuro de nuestra industria?
—Yo no soy pesimista ni optimista: soy periodista”.


El detalle que prueba hasta qué punto lo de Sorrell estaba planeado es esta tablet, que tuvo desplegada en la mesita durante toda la charla y que nunca dejó de consultar. (Foto: Marketers by Adlatina)