GfK dio a conocer la quinta medición de su estudio Marcas & crisis, ¿cómo seguimos?; estudio que monitorea los efectos que han tenido los chilenos en el nuevo panorama social en el que están viviendo. Se realizó de manera online, fueron encuestadas 1112 personas a nivel nacional, mayores de 18 años.

La primera medición se hizo después de la Gran Marcha de Chile y el anuncio de plan de normalización por parte del gobierno, entre el 27 y 28 de octubre; la segunda se hizo el 9 y 10 de noviembre, posterior a que se aprobara el acuerdo de reforma tributaria y aceptara el gobierno un cambio constitucional; la tercera fue entre el 16 y 17 del mismo mes, posterior al anuncio de acuerdo constitucional; la cuarta fue una semana después de que se vuelvan a cerrar las estaciones del subte en RM y se pusiera en revisión el acuerdo constitucional y de pensiones, entre el 30 de noviembre y 1 de diciembre; y por último, la quinta se hizo entre el 23 y 26 de diciembre, alrededor de los festejos navideños.

Lo que se buscó con esta última revisión es entender los efectos que pudo traer el escenario de celebración navideña a este nuevo contexto social que continúa afrontando el país, donde los chilenos están retomando su cotidianeidad, con cambios en sus hábitos y consumo.

Si bien un tercio, 31%, de los chilenos declara haber retomado su cotidianeidad, existen polos definidos por su nivel socioeconómico que evidencian las brechas en el impacto que la crisis pudo tener en ellos. El nivel socioeconómico más bajo declara estar más afectados en términos financieros y laborales, por lo que la reducción del gasto se instaura como una nueva realidad. Cuando se les consulto por el tiempo que creen que podrán llegar a volver a la cotidianeidad, la mayoría cree que tardará más de cuatro semanas; a esto se le suma que el 55% está muy preocupado por la pérdida de ingresos, lo cual genera desestabilidad e incertidumbre.

Esto en un contexto comunicacional y publicitario marcado por la Navidad, donde las marcas hablaron activamente sobre la festividad, el rechazo a los mensajes entregados en general aumenta. Las únicas líneas comunicacionales que tendrían un mejor recibimiento serían las relacionadas con la contribución al país (social) y promociones y descuentos (personal). Hay una tendencia a la reducción de gastos (69%) y al ahorro, sobre todo en actividades de ocio y culturales.

Finalmente, si bien durante las últimas semanas la agenda pública ha enfocado sus esfuerzos en discusiones sobre el plebiscito, los chilenos perciben que los ámbitos más tangibles de su día a día no se han sido recogidos en los últimos acuerdos y anuncios comunicados. Existe una percepción generalizada de estancamiento en temas de pensiones, salud, educación y transporte sin una proyección de mejora a futuro.