El presidente estadounidense Donald Trump firmó una orden ejecutiva que representó una advertencia para Twitter y Facebook de no mezclarse con sus cuentas, o las cuentas manejadas por sus colegas conservadores, justo en el momento en que la campaña para las elecciones de 2020 está llegando a su clímax.

El movimiento provocó una recriminación del CEO del Interactive Advertising Bureau, Randall Rothenberg. En una declaración, éste lo describió como una amenaza tanto contra los consumidores como contra la industria publicitaria en general. La orden de Trump también puso de relieve las estrategias divergentes que Facebook y Twitter están teniendo como árbitros de los medios sociales en un ambiente político recargado.

La orden ejecutiva apunta a la sección 230 del Communications Decency Act, que garantiza la inmunidad de las plataformas de internet al liberarlas de la responsabilidad por el contenido publicado en sus sitios. “Las grandes plataformas de medios sociales, tales como Twitter y Facebook, como equivalentes funcionales de los foros públicos tradicionales, no deberían violar los contenidos protegidos”, decía la orden del Poder Ejecutivo.

La acción del presidente se produce sólo dos días después de que Twitter ubicara una etiqueta de “Get the facts” en dos de los tuits de Trump, que indicaron que los resultados de las votaciones por email pueden ser sospechadas de fraude. Fue la primera vez que la compañía de medios sociales colocó esa etiqueta sobre los tuits del presidente. Trump describió la decisión de Twitter como equivalente al “activismo político”.

“Son las decisiones que toma Twitter cuando busca suprimir, editar, poner en listas negras, prohibir en las sombras y cuando toma decisiones editoriales puras y simples”, dijo el jefe de Estado en su mensaje. “En esos momentos Twitter deja de ser una plataforma pública neutral y se convierte en un editor con un punto de vista”. También extendió sus objeciones a Google.

La visión de Trump es compartida por algunos legisladores conservadores, que afirman que las plataformas perdieron la inmunidad al actuar como publicistas al moderar y editorializar en sus sitios. Pero muchos expertos legales y reguladores no apoyan esta interpretación, y consideran cuestionable la orden ejecutiva del presidente.

Rothenberg tomó esta última interpretación. “La orden del presidente representa el asalto más grave sobre los derechos de la libre expresión desde los tiempos del gobierno de Nixon, y es un intento de convertir la internet abierta y apoyada por la publicidad en un brazo político del gobierno de Estados Unidos”, declaró el CEO del IAB. “Es una táctica conocida que tuvieron las juntas de Pakistán y la Argentina, y no tendrá tracción en los Estados Unidos porque pasa claramente por encima de los límites de la autoridad ejecutiva, intenta subvertir más de 200 años de la primera enmienda constitucional, y no se sostendrá en las cortes y tampoco en el Congreso”.

Distintos caminos

Facebook y Twitter han tomado distintos caminos en materia de actividad política. Por ejemplo, el año pasado Twitter decidió prohibir los avisos de campañas políticas, mientras Facebook dijo que continuaría permitiéndolos. Eso ocurrió después de que los candidatos demócratas presionaran a ambas compañías por el tema de los avisos “fact checking”. El jueves, en una entrevista con Fox News, Marc Zuckerberg reiteró la posición que había sostenido en varias ocasiones: “Yo creo firmemente que Facebook no debería ser el árbitro de la verdad de lo que la gente dice online”, dijo. Pero igual fue crítico de la posición de Trump contra la sección 230, y señaló que abolirla sólo incrementaría la necesidad de que las compañías de internet vigilen el contenido de sus servicios.

El CEO de Twitter Jack Dorsey tomó una posición más dura, al defender las acciones de la compañía que provocaron la orden del Ejecutivo. “Hay alguien que es responsable de nuestras acciones como compañía, y ese alguien soy yo. Por favor, dejen a nuestros empleados fuera de esto”, tuiteó Dorsey. “Nosotros continuaremos indicando cuáles son las informaciones incorrectas sobre las elecciones del mundo. Y admitiremos nuestros errores”.

Al margen de ser presidente, Trump es una fuerza poderosa en los medios sociales. Su frecuente uso de Twitter, donde tiene 80,4 millones de seguidores, ayudó a llevarlo a la Casa Blanca, y su campaña es un firme anunciante en Facebook: sólo en los últimos 90 días, la campaña de Trump ha dedicado un total de 7,8 millones de dólares en avisos de Facebook, según los archivos públicos de ese medio social.