Los países latinos con más unicornios: Brasil, la Argentina y México
Según Human Connections Media, en menos de cuatro años, entre 2017 y 2021, la región pasó de dos unicornios a treinta y cuatro, y en 2021, trece empresas alcanzaron esa categoría. Entre ellas hay nueve brasileñas, cinco mexicanas, tres argentinas y una chilena.
Human Connections Media (HCM) realizó el estudio titulado “Latinoamérica: nueva tierra de unicornios”, un informe detallado que presenta datos y cifras relevantes sobre el impacto que han tenido las compañías unicornio en Latinoamérica.
En la jerga empresarial, las empresas unicornios son startups de base tecnológica que en muy poco tiempo llegan a tener una cotización mayor a los mil millones de dólares y que aún no han salido a la bolsa. Son tan exitosas que parecen un mito, de ahí que su nombre esté relacionado con un animal mitológico. Estas empresas emergentes marcan tendencia y se destacan por aprovechar las redes sociales para desarrollarse. Otras de sus características -que las vuelven tan admiradas como el típico caballo blanco con un cuerno en la frente- es que generan un excelente clima laboral y ofrecen muchos beneficios a sus empleados.
El término “startup unicornio” fue acuñado en 2013 por Aileen Lee, la fundadora de Cowboy Ventures. No obstante, ya existían empresas de estas características desde diez años antes; el ejemplo de referencia en el mundo empresarial es Facebook. De hecho, después de Aileen Lee, Facebook fue calificada como “superunicornio” que es un término reservado para empresas valoradas en más de cien mil millones de dólares.
Algunas de las principales empresas unicornio que se pueden tomar como referencia son Uber y Airbnb. Ambas son un ejemplo de liderazgo en sus respectivos nichos, que sorprenden por haber conseguido cambiar el mundo de los transportes y el sector hotelero sin ser dueños de vehículos ni alojamientos, respectivamente.
Los unicornios en Latinoamérica
Alcanzar la valoración de “unicornio” es lo que cualquier país, sector y emprendedor busca lograr. En Latinoamérica las empresas unicornio aún son escasas. El primer país en tener una empresa valorada en más de mil millones de dólares fue Argentina con Mercado Libre, en 2007. Muchos años después, en 2015, Despegar alcanzó esta categoría. Sin embargo, en menos de cuatro años, entre 2017 y 2021, la región pasó de dos unicornios a treinta y cuatro y en 2021, trece empresas alcanzaron esa categoría. Entre ellas hay nueve brasileñas, cinco mexicanas, tres argentinas y una chilena.
El mercado que lidera a nivel de países es Brasil con el 60% de los unicornios, Argentina con el 17% y México con el 11%. Estos datos fueron recopilados por el informe Sling Hub Latam, donde se analizó la información de más de
23 mil startups y 656 inversores entre 2017 y 2021. México no tuvo ningún unicornio hasta marzo del 2020 en que Kavak llegó, después de cuatro años de fundada, a una valuación mayor a los mil millones de dólares y en pocos años.
México se ha transformado en pocos años en una nueva tierra de unicornios. Lo mismo ha pasado en Argentina que tiene unos doce en total; en Chile, que tiene tres y en Uruguay y Colombia, ambos con uno, que son dLocal y Rappi, respectivamente.
Este tipo de empresas resultan muy atractivas para los inversores por centrarse en nichos de negocio sin explotar o con poca competencia.
El mundo unicornio
Si bien los emprendedores se preguntan cuáles son las claves para alcanzar un éxito de tal magnitud, definir una hoja de ruta para crear empresas unicornio es imposible ya que en el éxito o fracaso de una start-up intervienen numerosos factores. Sin embargo, aunque no se puedan establecer fórmulas milagrosas en todas ellas se encuentran una serie de características en común:
-Las redes sociales como gran aliado: utilizan Facebook, Twitter, Instagram, etc. para reforzar su comunicación. De esta manera, consiguen amplificar su mensaje e impactar a su público objetivo gracias a la segmentación con una inversión menor a la que sería necesaria en medios tradicionales y masivos.
-El cliente siempre en el centro: Todas tienen una estrategia comercial consumer centric y en clave de problema/solución. Es decir, tienen al cliente en mente antes (ideación), durante (manufactura) y después (posventa). La experiencia de usuario es clave. Antes solo se valoraba el producto, pero ahora se valora tanto o más la experiencia del usuario.
-Una expansión global y acelerada: las buenas start-ups nacen con una mentalidad global y siguen una estrategia “get big fast” para, como el propio nombre indica, hacerse grandes de la manera más rápida posible. Apostar por la internacionalización y contar con un modelo escalable son claves para alcanzar ambos objetivos.
-La diversidad del equipo: son organizaciones multidisciplinarias y multiculturales. Cuentan, por tanto, con perfiles profesionales muy diferentes y esa diversidad es una de sus fortalezas a la hora de generar ideas disruptivas. Además, son compañías jóvenes que valoran el talento y la creatividad.
-La incertidumbre es parte del día a día: la línea entre el triunfo y el fracaso es muy fina. Este tipo de empresas lo saben bien y, por esa razón, aprenden a convivir con los altibajos y desarrollan una especial resiliencia.
-Formada por equipos jóvenes: La media de edad de las personas que trabajan en este tipo de empresas es baja y oscila en los 34 años.
-La disrupción es parte de la idea. Todas vienen a resolver problemas concretos de la gente de una manera innovadora y original.
La otra cara de la moneda
Precisamente por sus connotaciones mitológicas es que por fantástico que parezca y a pesar de su crecimiento exponencial y su apariencia imparable, sólo el 10% de las startups alcanzan los tres años de vida y la mayoría no superan los diez años de antigüedad. Aunque alcancen un gran valor en el mercado, este tipo de compañías no necesariamente obtienen beneficios y suelen contar con un cash flow (diferencia entre los cobros y los pagos durante un periodo determinado) negativo. Sin embargo, resultan muy atractivas para los inversores al ocupar grandes nichos de negocio que se encuentran aún sin explotar o con poca competencia.
Un crecimiento exponencial de la empresa, ligado a la llegada de inversiones millonarias a la misma, no garantiza en absoluto los retornos esperados para los inversionistas en las condiciones pactadas. Un mayor flujo de capital de inversión se ha de traducir en un crecimiento acorde a la mayor inversión, y en muchos casos este crecimiento no se consigue, principalmente debido a que dichos unicornios no han logrado crear un modelo de negocio que les permita llegar al punto de rentabilidad esperado. Si bien es cierto que hay determinados mercados y sectores más equilibrados y estables en cuanto a riesgo se refiere, los “unicornios” presentan un mayor riesgo ligado a la mayor incertidumbre de sus modelos de negocio. Las empresas “unicornio” que generan mayor atractivo y rentabilidad han sido aquellas que han sabido cómo crecer, madurar y obtener un modelo de negocio que les ha permitido avanzar manteniendo un equilibrio entre flujo de capital de entrada y generación de beneficios y rentabilidad.
Son muchas las compañías que están logrando alcanzar esta valoración y llegando a obtener el título de unicornio.
Antes era común que estas empresas estuvieran situadas en lugares especiales, como Silicon Valley, pero actualmente ya se encuentran en cualquier parte del mundo y tienden a ser cada vez más.
En los últimos años ha habido una mayor afluencia tanto de startups como de inversores, y el flujo de capitales se ha incrementado desde el inicio de la pandemia. Las empresas no tienen otra opción que acelerar su transformación digital y esto a su vez ha acelerado el crecimiento de las startups.
Algo para resaltar es, sin dudas, que el estatus de unicornio ya no es un privilegio reservado a las empresas nacidas en Silicon Valley y se asiste a la aparición creciente de startups de Europa, Oriente Medio o Asia y ahora América
Latina, que consiguen llegar a este punto.