Silvia Mazza: “Una líder es una movedora de energía”
Igual que su colega Marité Mabragaña, distinguida junto a ella, fue creativa publicitaria durante décadas. Arrancó su carrera trabajando con David Ratto y fue directora general creativa de agencias como Lautrec, Casares y Pragma. El lunes, en el almuerzo de Leading Women Argentina, fue la segunda distinguida en la flamante sección Abriendo Caminos. Le entregó su distinción Gustavo Quiroga, CEO de Quiroga Medios.
“El segmento que vamos a presentar ahora se llama Abriendo Caminos —señaló María Belén Martínez Cima, CEO de Adlatina Group, en una pequeña interrupción de las distinciones a las Leading Women Agentina, anteayer en el Four Seasons Hotel Buenos Aires—. Muchas mujeres del mundo de las comunicaciones de la industria argentina fueron Leading Women antes de que existiera este reconocimiento, en épocas en que la visibilidad, o ganarse un lugar en la comunicación, costaba mucho más. Por eso hoy, en el marco de los diez años de Leading Women Argentina, queremos destacar la contribución de dos grandes mujeres que pisaron fuerte, que dejaron huella, en la industria comunicacional argentina”.
La segunda de esas dos grandes mujeres fue Silvia Mazza (la primera, Marité Mabragaña, apareció en esta nota de ayer), creativa publicitaria durante décadas, que arrancó su carrera trabajando con el legendario David Ratto y luego fue directora general creativa de agencias nacionales como Lautrec, Casares y Pragma. Además de creativa exitosa y premiada, fue socia fundadora del Círculo de Creativos Argentinos y, en el cierre de su carrera, fue maestra de creatividad y de pensamiento analógico.
“Estoy fascinada con la variedad y el talento de las mujeres que están siendo distinguidas hoy, por sus proezas y sus hazañas, que además son algo que me puedo imaginar, porque pasé por todas las obligaciones posibles —arrancó diciendo Silvia—. Y con respecto a mí, lo que hice fue ponerme a pensar qué es una líder. No voy a traerles la definición de diccionario, porque es un plomo. Lo que pensé fue que una líder es una movedora de energía, una movedora de gente tras algo superior. Que contagia entusiasmo a otros. Y entusiasmo me pareció una palabra hermosa, porque tiene sus raíces llenas de Dios, ‘en theos’. Hay gente que sabe mover ese entusiasmo de un modo sin igual, y sabe aprovechar esa cualidad para lo que necesita. Y en ese mismo eje, yo privilegio el sentir antes que el pensar. Sobre todo porque el pensar va siempre de afuera hacia adentro, en cambio el sentir surge de adentro y mueve lo de afuera. Y el pensamiento sin sentir es vacío; pero cuando lo tiñe el sentir, es un pensamiento lleno, conmovedor, entusiasta. Y ahí llegamos de nuevo al entusiasmo. Liderar grupos es algo que me encantó hacer siempre, aunque yo, más que una líder, me considero una maestra. Porque es algo que una sigue siendo siempre, tenga la edad que tenga y aunque empuñe un bastón. ¡Un bastón, sí, pero con pasión! (risas) Después pensé en la palabra compromiso, que me encanta, porque es la palabra a través de la cual una se transforma en ejemplo de personas jóvenes. Es cierto que nosotros fuimos mujeres que trabajábamos en un medio que era masculino. Era difícil, es cierto, pero lo que a mí más me ayudó fue el humor, no perder nunca el sentido del humor”. En ese momento se oyó la caída de vasos o copas que probablemente se rompieron contra el piso, un pequeño accidente muy común en un almuerzo con un par de decenas de mesas; Mazza lo oyó también, y cerró su presentación entre las risas de la audiencia: “Me parece que me están pidiendo que me calle“.