
Luis Felipe Colomer: “El marketing digital no puede ser una isla”
El gerente senior de marketing y ventas digital de Más Móvil Panamá analiza su recorrido y el de su marca, tanto en su Chile natal como en su Centroamérica adoptiva; además reflexiona sobre la IA y da consejos sobre cómo llegar a las nuevas generaciones.
Su formación en economía le brinda una perspectiva integral del negocio. ¿De qué manera cree que esta visión le ha permitido abordar el marketing de forma más estratégica y alineada a los objetivos de la compañía?
Estudié ingeniería comercial en Chile (PUC), una carrera que durante sus primeros cuatro años combina economía y negocios. Esa formación me enseñó a observar tanto las dinámicas del mercado como las sociales desde una perspectiva económica.
Recuerdo cuando descubrí behavioral economics: fue un punto de inflexión. Me hizo ver que muchas decisiones humanas no son racionales, pero sí predecibles. Desde entonces, pienso el marketing como una herramienta para entender no sólo lo que la gente dice que quiere, sino lo que realmente necesita, incluso de forma inconsciente.
En paralelo a mi formación académica, he tenido un recorrido artístico importante como fotógrafo. Esa dimensión creativa me formó desde otro lugar: el de la emoción, el diseño, la estética. Y es justamente en el marketing digital donde encontré el equilibrio perfecto entre creatividad, innovación, estrategia y crecimiento.
Lleva más de ocho años en la compañía y pasó por diferentes posiciones hasta llegar a la dirección de marketing. ¿Cuáles han sido las principales herramientas o aprendizajes que influyeron en su estilo de liderazgo?
Comencé en el área de experiencia de clientes en VTR Chile, justo antes del estallido social y la pandemia. Fueron meses complejos, con la compañía en el centro del juicio público, pero para mí fue un MBA en crisis, resiliencia y ejecución bajo presión. Haber logrado sobresalir en ese contexto me catapultó al área de estrategia de Liberty Latin America, donde tuve un rol protagónico en la adquisición de Claro Panamá: colideré la captura de sinergias, me involucré en el detalle de cada unidad operativa y ayudé a conectar culturas y estructuras distintas.
Ese proyecto me permitió conocer a fondo el mercado y la cultura panameña, lo que terminó abriendo una nueva etapa en mi carrera. En 2023 me invitaron a trasladarme a Panamá como gerente de estrategia, un rol con mirada 360° sobre el negocio, desde lo operativo hasta la planificación de largo plazo. Estando en ese cargo, se produjo un hito para la industria: Digicel, el tercer operador de telecomunicaciones del país, cesó sus operaciones. Me tocó asumir un rol clave en una carrera nacional por captar a esos clientes, una maratón que se transformó en uno de los grandes casos de éxito de nuestra compañía y que hoy forma parte de los hitos que definen nuestra cultura de rapidez y ejecución en el mercado.
En paralelo, desde alrededor de 2013, fui construyendo mi relación con el marketing desde abajo. Partí vendiendo productos online como pasatiempo, invirtiendo en Meta y Google con presupuestos mínimos y aprendiendo en el camino. Con el tiempo, comencé a asesorar el E2E de ecommerces de amigos, hasta llegar a cofundar y asumir roles como consultor en marcas y negocios de Chile y Colombia.
La inteligencia artificial ocupa cada vez más territorio y ha llegado al mundo de los creativos. ¿De qué manera la integra en su trabajo si es el caso? ¿Cuáles son sus miedos o frustraciones respecto de ella, si es que los tiene?
Si hoy no estás usando IA en tu día a día, preocúpate. Porque tu competidor, o un nuevo jugador en el mercado, probablemente sí lo está haciendo. En nuestro caso, en el equipo de marketing de +Móvil, la hemos integrado en varios frentes, pero donde más impacto hemos visto es en journeys digitales conversacionales. Redujimos costos y mejoramos la experiencia del cliente al mismo tiempo. Durante años parecía un dilema imposible. Hoy es una realidad.
Lo que me preocupa no es que la misma IA reemplace empleos, sino que personas y organizaciones no se adapten a tiempo. Porque si tú no lo haces, alguien más lo hará. Y lo hará más rápido, más barato y probablemente mejor.
Aprender de IA hoy no es una opción. Es una responsabilidad profesional. Quince minutos al día pueden marcar la diferencia entre quedar en el margen o mantenerte vigente.
Con nuevas generaciones ingresando al mundo laboral con otras expectativas, ¿cómo gestiona el talento joven en su equipo para fomentar la creatividad, el compromiso y la evolución profesional dentro del área de marketing?
La generación Z ya no es “el futuro”: es el presente. Los mayores ya tienen 26 o 27 años, toman decisiones de compra y ocupan posiciones relevantes en el mundo laboral. Esperar a entenderlos “más adelante” es perder la oportunidad ahora.
Por eso, más que adaptar el marketing para llegar a ellos, hay que incluirlos en su diseño. Nadie entiende mejor a la Gen Z que ellos mismos. Y si no están en tu equipo, probablemente no estás conectando con ellos allá afuera.
Liderarlos también exige una reconfiguración: buscan propósito, autonomía, espacios para crear. Y si tú no les das eso, alguien más lo hará. Por eso fomento una cultura de trabajo ágil, con espacios reales de voz, en que la confianza no sea un eslogan, sino una práctica diaria.
Hoy las audiencias son cada vez más segmentadas, exigentes y desconfiadas. ¿Cómo aborda esta diversificación para construir conexiones significativas que empaticen con cada grupo de usuarios?
El marketing de hoy no se trata de decir más, sino de decir mejor. De entender que las audiencias están fragmentadas, hiperinformadas y cada vez más escépticas. Y que la única forma de conectar es con empatía, personalización y coherencia.
En nuestro equipo construimos customer journeys apalancados en inteligencia artificial, que responden al comportamiento del usuario en tiempo real. Pero esa personalización sólo es útil si está integrada a todo el negocio.
Por eso insisto en algo: el marketing digital no puede ser una isla. Tiene que estar conectado con producto, operaciones, tecnología, finanzas. Porque no estamos construyendo campañas. Estamos construyendo sistemas de crecimiento.
Y para que esos sistemas funcionen, la tecnología pasa a segundo plano: se necesita liderar con una visión integral. Una que entienda al cliente, que entienda al negocio, y que logre unirlos en experiencias que valgan la pena.
Que el marketing se vea bien es sólo el camino: el destino final es crecer y mantener ese crecimiento en el tiempo.