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29 jul 2025 | COLUMNA ESPECIALIZADA

Basta de usar la IA para reducir costos, hay que usarla para crecer

Wagman, managing director de MediaLink, critica el uso de la inteligencia artificial como reductora de costos y manos de obra humana. Invierte la lógica de la paranoia contemporánea y afirma que no se trata de reemplazar el trabajo humano, sino de, en todo caso, automatizar para liberar a las personas y permitirles hacer otras tareas, más profundas o significativas. Se trata, en sus palabras, de amplificar los recursos, no recortarlos. 

Mark Wagman
Managing director de MediaLink

Hay demasiados marketers que pierden de vista el verdadero propósito de la IA.

La ven como una forma de apretarse el cinturón, reducir costos y achicar equipos. Automatizan lo tedioso y siguen adelante. Se preguntan: “¿Cómo puedo usar la IA para ser más eficiente?”, cuando la mejor pregunta sería: “¿Cómo puedo usar la IA para ser más ambicioso?”

Porque aquí está la verdad: la IA no es una herramienta para reducir costos. Es un multiplicador de fuerza.

Si la usa correctamente, puede darle permiso—y capacidad—para apuntar más alto. Para probar nuevas ideas. Para fallar rápido, aprender aún más rápido y construir cosas que antes no eran posibles. No sólo puede hacer su trabajo más rápido, sino hacerlo mejor y a mayor escala. Los marketers que adopten esta mentalidad serán quienes superen al resto. Los que se queden atrapados en el modo eficiencia… se quedarán atrás.

Necesita más capacitación, no menos personas
A continuación, un escenario que todos hemos visto demasiadas veces: Liz, en la oficina de al lado, pasa cinco horas al día haciendo reportes manuales, escribiendo variaciones de textos o dando formato a presentaciones. Ahora la IA puede hacer esas tareas en cinco minutos. Entonces, ¿qué pasa? En muchas organizaciones, la respuesta es: “Genial, recortemos a Liz”.

Error.

¿Cuál es el movimiento correcto? Devolvámosle a Liz esas cinco horas... y veamos qué puede hacer con ellas. Que dirija ese programa piloto que está en pausa. Que haga pruebas A/B con diez versiones de esa campaña en lugar de sólo dos. Que descubra cómo llegar a un nuevo segmento de audiencia usando todos esos datos propios que tiene almacenados.

Liz acaba de convertirse en su arma secreta. Porque la IA no la reemplazó. La amplificó; le dio un superpoder. Así es como ganan los equipos de marketing modernos: no a partir de reducir personal, sino escalando ideas, resultados e impacto con los mismos recursos (o más).

La IA es el catalizador, no la estrategia
A los marketers les encantan los objetos brillantes, quizás más que cualquier sigla de tres letras. Pero si tratas la IA como una más, algo que simplemente se “adopta” o “integra”, está equivocado.

La IA no es la estrategia, es el catalizador que le permite ejecutar la estrategia que siempre ha querido.

No se “hace” IA—se usa la IA para resolver problemas que antes no se podían resolver.

Personalice el contenido para 50 segmentos de audiencias sin la ayuda de 50 redactores. Optimice presupuestos de medios pagados en tiempo real en lugar de esperar los informes semanales del viernes. Idee, prototipe, pruebe y lance nuevas campañas en días, no en trimestres. Hágalo todo.

La IA permite pasar de lo manual a lo escalable, del instinto a la precisión, de las limitaciones a la creatividad. ¿Qué pasaría si dejara de intentar encajar la IA en su flujo de trabajo actual y, en cambio, se preguntase: “¿Qué podemos construir ahora que antes no podíamos?”.

Innove más rápido, falle más y gane en grande
El marketing actual es un deporte de rendimiento—la era de los “resultados”. No puede permitirse probar una idea cada pocos meses y esperar que funcione. Necesita velocidad de experimentación, aprendizaje e iteración.

Eso es lo que desbloquea la IA.

Elimina cuellos de botella, acelera la producción y genera opciones. Le permite probar veinte cosas en el tiempo que antes le tomaba probar una. Sí, algunas de esas veinte no funcionarán. Puede que fracasen por completo, pero ese es el punto. Aprenderá más rápido, mejorará más rápido y llegará a la idea ganadora antes de que ese competidor siquiera lance su primer borrador.

En ese sentido, la IA no sólo ayuda a escalar lo que ya funciona; ayuda a descubrir lo que podría funcionar y a llegar ahí más rápido que nunca.

Entonces, ¿quién va a hacer que esto funcione?
La IA no sólo cambia la manera en que trabajamos. Cambia en qué trabajamos. Los marketers deben evolucionar de ser máquinas de ejecución a motores de innovación. El rol ya no es sólo producir materiales o actualizar modelos de segmentación, sino orquestar los sistemas y estrategias necesarios para identificar nuevas oportunidades de crecimiento.

El mejor talento no va a desaparecer, va a resurgir. Los trabajos no se van a esfumar, se van a transformar. Estamos entrando en la era del estratega potenciado por IA, del generalista hipercreativo y del experimentador obsesionado con el rendimiento.

Si hoy trabaja en marketing, ahora tiene acceso a herramientas para ser diez veces más efectivo. Lo que haga con ellas depende de usted.

Es un momento de crecimiento
Así que dejemos de intentar justificar la inversión en IA por cuántas horas ahorra o cuántas personas puede reemplazar. Pregunte hacia dónde quiere ir, qué lo frena y cómo la IA puede eliminar esas barreras.

La IA desbloquea el rendimiento, y los marketers que la traten así—que reconecten su mentalidad, su organización y sus objetivos—capturarán una porción desproporcionada del mercado en los próximos años.

La IA no es el fin del marketing como lo conocemos. Es el comienzo del marketing como debería ser: más rápido, más audaz, más inteligente y más humano que nunca.

Así que deje de usar la IA para achicar. Úsala para crecer.