Marketing > Estados Unidos
09 dic 2015 | El debate sobre Hillary Clinton y su uso de la figura de Rosa Parks

Si la historia se relee con logos, ¿qué límite tienen las marcas para hacerlo?

La precandidata presidencial del Partido Demócrata de los Estados Unidos no es una marca comercial, pero desde que a comienzos de este año dio a conocer su logo —que para muchos recuerda el símbolo de un hospital y para otros está simplemente fuera de lugar— y un tiempo después comenzó a adaptarlo para “homenajear” efemérides de toda clase, el debate es cada vez más acalorado.

Jueves 1° de diciembre de 1955. Rosa Parks, secretaria de la National Association for the Advancement of Colored People en la ciudad de Montgomery (estado de Alabama), se niega a cederle su asiento a un hombre blanco, termina presa, se convierte inmediatamente en la primera dama de los derechos civiles del país e inspira a un desconocido Martin Luther King a iniciar un boicot contra los autobuses públicos de Montgomery.


Martes 1° de diciembre de 2015. Hillary Clinton, precandidata a la presidencia de los Estados Unidos por el Partido Demócrata, se presenta en una iglesia bautista de la ciudad de Montgomery. Mientras habla, su equipo de relaciones públicas postea en las redes sociales la nueva versión del logo con el que viene promocionándose desde abril pasado. El flamante diseño incluye a Rosa Parks sentada sobre una de las patas de la “H” del logo. Inmediatamente estallan el debate y el escándalo.


“El equipo de diseño de Hillary Clinton homenajeó hoy a Rosa Parks mandándola a sentarse al fondo del autobús”, tuiteó alguien. “Podían al menos haber dejado a Rosa sentarse en el frente del logo, no el fondo”, bromeó otro. “Hillary Clinton tiene a (lo que parece ser) Rosa Parks en su logo: qué desagradable”, fue un lamento. “El equipo de PR de Hillary Clinton necesita ser detenido: ese logo ‘RosaParkizado’ es una obscenidad de incompetencia cultural”, fue más dura una nueva opinión. “¿Las mujeres negras del equipo de PR de Hillary piensan que poner a Rosa Parks en el logo fue una buena idea? Si es así, su trabajo no les importa absolutamente nada”, fue un último tuit, terminante.


La explicación de por qué el equipo de relaciones públicas de Hillary se “jugó” a la utilización de la figura de la activista negra puede encontrarse en el texto que publicó junto al logo “RosaParkizado”, indicando que “la historia suele ser hecha en días ordinarios por gente aparentemente ordinaria: el 1° de diciembre de 1955 fue uno de esos días; gracias, Rosa Parks”. (La imagen, además, tuvo un posteo gemelo ese mismo martes 1°, con una fotografía de Rosa Parks y una cita suya que decía “Nunca debés tener miedo de lo que hacés, si es lo correcto”).


Los problemas alrededor del logo de la campaña de Hillary, que muestra una H formada por dos “torres verticales” azules y un travesaño compuesto por una flecha roja que apunta hacia la derecha, ya se habían manifestado el día mismo de su lanzamiento, en abril pasado. Las primeras acusaciones afirmaron que parecía el símbolo de un hospital. Otras, que la dirección de la flecha y su color rojo remitían al Partido Republicano, no al Demócrata. Críticos un poco más profesionales rápidamente pusieron online una fuente tipográfica que bautizaron “Hillary Bold”, que permitía jugar con los muy similares logos de Federal Express y de Wiki Leaks y hasta ofrecía la posibilidad de hacer chocar un avión contra las “Torres Gemelas” que formaban la H. Y Scott Thomas, el director de diseño de la campaña de Barack Obama en 2008, sentenció: “Creo que el logo de Hillary realmente no dice nada, es solo una flecha roja moviéndose hacia la derecha”.


Es muy habitual que los candidatos presidenciales, en la mayoría de las democracias occidentales, conviertan sus iniciales o su nombre en logos. De hecho, el que había creado el mismo Thomas para Obama en la campaña finalmente triunfadora no solo fue elogiado en su momento, sino que terminó siendo erigido en uno de los mejores logos políticos de la historia. Lo novedoso es que un precandidato (precandidata, en este caso) vaya incorporando y “leyendo” la historia a través de su logotipo, agregando a sus trazos los íconos mínimos necesarios para que el votante entienda a qué episodio de la historia remite hoy el diseño. Claramente influido por la premiada campaña de las Oreo para su centésimo aniversario, que iba adaptando diariamente la forma de la galletita a la efeméride o la noticia del día, el trabajo del equipo de diseño de Hillary Clinton no solo no eliminó las cuestionadas publicaciones del 1° de diciembre, sino que incluso continuó agregando otras: este domingo 6 la H se transformó en un candelabro con siete velas para recordar la celebración de la Janucá... y las reacciones tampoco se hicieron esperar. “Como judía, me ofende que esta antisemita ponga una menorá en su logo. ¡Que lo quite! No me ofenden los arbolitos de Navidad, pero sí me ofende la gente que prefiere ser políticamente correcta antes que proteger a nuestro país”.


¿Qué límite tienen las marcas para opinar sobre hechos que las exceden, incorporar efemérides a sus propios diseños y discursos y acomodar la historia a su gusto? El límite que les imponen los usuarios, que gracias a las redes sociales no solo ya no tienen la ingenuidad de otros tiempos, sino que además pueden lograr, en cuestión de horas, que la opinión pública sobre cualquier hecho gire ciento ochenta grados.